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“Mi madre teatral tiene nombre: Germana Quintana”

“Mi madre teatral tiene nombre: Germana Quintana”

Francis Cruz fue picado por el aliento teatral desde que era un niño más de los muchos que poblaban Ciudad Nueva, y que define cuando ya era un joven consciente de sus talentos y actitud, gracias a que una teatrista llamada Germana Quintana se muda e la vecindad y le invita a ayudarla en montajes teatrales.

“Ahí fue que verdaderamente comenzaron las cosas, pues a la primera oportunidad me inició como actor. Definitivamente mi formación y mis inicios, el amor por el oficio y sobre todo el respeto al oficio, se lo debo a Germana Quintana. Ella es mi madre teatral, y más de ahí es una persona muy allegada a mí hoy en día, y la quiero muchísimo, pues es una madre en todo el sentido de la palabra”.

Luego viaja a Cuba a estudiar la técnica Meisner de actuación en la escuela internacional de San Antonio de los Baños.
Al regreso vuelve con Germana Quintana al grupo del Club Arroyo Hondo, en un hecho que ya cumplió 27 años.

Nos cuenta que en el afán teatral de Arroyo Hondo conoce a la que sería su esposa, Marisol Marion Landais, “con la cual estoy casado hace ya 24 años, y con quien tengo tres hijos.

El teatro también me ha dado esa inmensa satisfacción”, afirma.
Sobre su experiencia en Teatro Las Máscaras, cuenta que es vivencia única, y considera que este es el primer teatro independiente que tiene una oferta diaria y completa, pues llega desde a turistas como al público local.

“La característica de las máscaras es que no hay cuarta pared, estás frente a un público de 40 personas que están frente a ti, a las cuales respiras y sientes, y viceversa, y esa energía la puedes utilizar en escena. Es todo un taller de aprendizaje que te instruye en cómo lidiar con el público”, asevera.

El tao del sexo

Para Francis Cruz, esta es la segunda obra en la que actúa bajo directrices de Manuel Chapuseaux, en un montaje basado en la sencillez escénica y que inicia sus funciones esta semana en la Sala Ravelo, esta vez con Kenia Liranzo como contraparte.

Este drama psicológico ganó el Premio Internacional Casa de Las Américas, escrita por Ignacio Apolo, y Laura Gutmán, detona los temores y conflictos entre un hombre y una mujer que viven una relación en crisis.

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